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Quiero recordarlo para siempre vivo, con un whisky en la mano y riéndose a carcajadas tras contar alguna anécdota de Neruda

Jorge Edwards el 28 de julio de 2021 en su casa de Santiago de Chile.

Escrito por J.J. Armas Marcelo

No puedo asistir a los velatorios de mis amigos. No soporto verlos muertos, yertos, ausentes, vacíos absolutos para siempre. No puedo ni sé escribir obituarios de mis amigos muertos, de mis maestros y amigos, escribir con su cuerpo presente todavía tibio. Espero siempre para escribir su semblanza a que pase la impresión dura de la tristeza y la pena, el vacío y la ausencia definitiva. Y ahora lo hago sobre Jorge Edwards, cuando se me acumulan miles de recuerdos que salen apresurados del archivo de la memoria, episodios y viajes que vivimos juntos, inolvidables recuerdos con los que podría escribir un libro.

Era un gran escritor culto y cultivado, lector impenitente, exégeta certero, valiente cuando tuvo que serlo, divertido y magistral en la conversación, en el ensayo, en la marmolería escrita, en la historia contada verbalmente como si se supiera de memoria un texto ya escrito. Genial en la amistad y en la literatura, si hubiera sido inglés, Su Majestad la Reina lo hubiera declarado sir Jorge Edwards. Tenía toda la caballerosidad, la decencia, la honestidad pública y privada, la integridad ciudadana, la generosidad y los méritos que se le suponen a un sir del Imperio Británico. Pero era chileno, latinoamericano y español a la vez, y ciudadano del mundo como pocos escritores he conocido.

Conocedor profundo de las literaturas francesa, inglesa, norteamericana y latinoamericana, en general, comenzó escribiendo poemas para pasar de inmediato a la narrativa, al relato corto, a la fotografía verbal. Después, Balzac, Proust, Montaigne, un cierto Voltaire, otro cierto Sartre, Henry James, Faulkner, Cervantes y otros muchos más dejaron sus huellas en su obra literaria, de la que entresaco algunos títulos, aunque leí todos sus libros, tiempo a tiempo, con creciente placer y gusto: Los convidados de piedraLa muerte de MontaigneAdiós, poetaPersona non grataEl inútil de la familiaEl peso de la historia Fantasmas de carne y hueso.

El inútil de la familia es su novela más cervantina, una novela extraordinaria inspirada en su pariente el escritor Joaquín Edwards Bello. Jorge contaba con frecuencia una visita que había hecho a Borges en su casa de Buenos Aires. El maestro, cuando supo que era pariente de Edwards Bello, le hizo algunas preguntas. Y acabó con dos muy certeras: “Y escribió una novela que se titulaba El roto…”, dijo Borges a modo de pregunta. “Sí, maestro…”, contestó Jorge Edwards. “Y el protagonista se llamaba Esmeraldo…”, preguntó otra vez Borges levantando la cabeza… “Sí, maestro…”, contestó Edwards. Entonces, Borges se revolvió lentamente en su sillón, respiró hondo y dijo en tono porteño: “¡Es muuuchooo!, ¿no?”.

Ya se sabe todo lo que pasó con Persona non grata, su experiencia en Cuba en un alto cargo diplomático de Allende. Desde el momento de su publicación, Edwards fue excluido de festivales y traducciones, enviado a un doble exilio, liquidado en la gloria y los honores que la izquierda regalaba entonces y ahora a la consagración de los mediocres. Desde entonces fue autor de ese solo libro, todos los demás fueron enviados al índice de los libros prohibidos por el discurso político dominante en aquellos y estos tiempos, y Edwards pasó a ser un escritor silenciado por traidor.

Solo por algo tan importante como decisorio: la verdad cuando se escribe, porque la verdad no le gusta nada a las tribus de mentirosos que rigieron la cultura y la política en el siglo XX y las siguen rigiendo hasta hoy escandalosamente y sin que nadie levante la voz…

Leí Persona non grata en uno de los primeros ejemplares que salieron de la imprenta a finales de 1973. Yo estaba en el despacho de Carlos Barral en Barral Editores, en la calle Balmes de Barcelona, cuando le trajeron los primeros ejemplares de imprenta. Carlos me dio uno y yo me fui a mi hotel de la calle Santaló 8, el hotel Cenit, me acosté en mi cama y leí el libro en una noche insomne y espléndida. Jorge Edwards había escrito una Epifanía completa, había descubierto todas las mentiras e hipocresías del castrismo y la nomenklatura cubana de la Revolución y el tinglado se le vino abajo a Fidel Castro, el más mentiroso y cruel de todos los jesuitas que he conocido en mi vida.

Había conocido a Jorge Edwards en una exposición de Castejón sobre la novela Cien años de soledad, en la galería Pecanins de Barcelona, cuyo catálogo llevaba textos de Vargas Llosa, Carlos Barral y yo mismo. Desde ese momento fuimos amigos cada vez más cercanos. Era un amigo y un maestro cómplice de todo cuanto hiciera falta, divertido, contador de historias inverosímiles y fantásticas y gran escritor.

Quiero recordarlo en un bar de la playa de Calafell, en un verano que pasé allí con mi familia, con Carlos Barral y con Edwards. Nos bañábamos en la playa hasta el amanecer y almorzábamos en ese bar cercano a esa misma playa, casi siempre almejas al natural, vivas, y vino blanco muy frío. Hasta volver a las andadas y emborracharnos con la misma borrachera de ayer.

En esa ocasión, un Jorge Edwards espectacular se subió encima de una mesa y comenzó a cantar y a bailar mientras nos regalaba un striptease casi cabaretero, quedándose en traje de baño y cantando con una copa de champán en la mano derecha como si fuera un actor de Hollywood. Insuperable, nunca repitió ese número en su vida, pero tenía otros, muy seductores y divertidos.

Ya dije que viajé con Edwards por todo el mundo. Estos días he recordado cientos de episodios que vivimos juntos por esas ciudades literarias del planeta. Impagables experiencias. Quiero recordarlo para siempre vivo, con un whisky en la mano y riéndose a carcajadas tras contar alguna anécdota de Neruda, su gran amigo, del que decía que era del Partido Comunista pero no era comunista…

Ahora, tras escribir esta nota de recuerdos, voy a sumergirme por segunda vez en su ensayo sobre Machado de Asís, un escritor brasileño al que admiraba mucho. Un ensayo delicioso y profundo, escrito con una delicadeza de sir del Imperio Británico, como todo lo que escribió en la vida. Siento su ausencia como un vacío. Un maestro nos deja de acompañar. Y un gran escritor y un amigo grande. Lo siento por mí mismo.

[Foto: EFE/José Caviedes – fuente: http://www.elespanol.com]
« De produción moi reflexiva e espazada nas publicacións, entre libro e libro colaborou en revistas e distintos volumes, mantivo unha intensa produción xornalística, cultivou a tradución e foi un destacado activista cultural dende os anos escuros da ditadura », salienta a RAG sobre o poeta finado esta terza feira aos 87 anos de idade.

Salvador García-Bodaño

O escritor e académico vigués Salvador García-Bodaño (Vigo, 17 de xullo de 1935 – Santiago de Compostela, 7 de marzo de 2023) faleceu na madrugada desta terza feira aos 87 anos de idade, segundo informaron a Nós Diario fontes próximas á familia, e confirmou hai escasos momentos a Real Academia Galega, da que foi vicesecretario durante a presidencia de Xosé Ramón Barreiro (2001-2009). « Soubo, coma poucos, erguer a voz e, en tempos ben miserentos, facer do canto un abeiro liberador, autentificador », dixera sobre el tempo atrás o seu compañeiro de xeración e tamén académico Arcadio López-Casanova, finado o pasado ano.

« De produción moi reflexiva e espazada nas publicacións, entre libro e libro colaborou en revistas e distintos volumes, mantivo unha intensa produción xornalística, cultivou a tradución e foi un destacado activista cultural dende os anos escuros da ditadura », salientan desde a RAG, que expresa o seu « fondo pesar » polo pasamento dunha das figuras « máis singulares e anovadoras da promoción dos 50 ».

A súa ópera prima, Ao pé de cada hora (Ed. Galaxia, 1967), confirmouno como « un dos poetas máis valiosos » do movemento literario coñecido como ‘Xeración das Festas Minervais’, « nun momento en que a poesía social predominaba nas letras galegas, un poemario singular, que emanaba o marcado intimismo que caracterizaría toda a produción do poeta », precisa a Academia.

« Nestas páxinas confluían xa o existencialismo e o galeguismo, dúas correntes fundamentais que marcaron unha traxectoria poética que tematicamente centrou no amor á terra, á Galiza que lle deu nome ao poema que abre este volume; e o amor feminino, expresado dun xeito moi persoal », engaden.

Nove anos despois chegaba ás librarías o poemario Tempo de Compostela, recoñecido co Premio da Crítica de Poesía Galega e que tiña como protagonista o seu terceiro elemento de atención poética, a cidade de Santiago de Compostela, « retratada cun alento entre épico e lírico que constituíu unha auténtica novidade na literatura dedicada á histórica cidade ».

A capital da Galiza estivo tamén presente na obra Compostela e as nosas letras ata o Manifesto ‘Máis Alá’ (1992), e a propia RAG salientou o « protagonismo compostelán » na súa vida e obra na publicación editada polo Día da Poesía de 2019, dedicado a García-Bodaño baixo o título Horas de Compostela.

Completan a súa obra poética 37 debuxos para un país (1985), Compostela (1989), Pegadas no alcatrán (1994), Cidade virtual (2003) e o compendio Obra poética (1993). O escritor traballou tamén a narrativa en Os misterios de Monsieur D’Allier (1992), así como a tradución, levando á lingua galega obras como Viaxe por Galicia (1993), sobre as páxinas que George Borrow dedicou ao país en The Bible in Spain (1843).

Tamén exerceu o xornalismo como colaborador en diferentes medios, a crítica literaria, a crítica de arte e o xénero biográfico, « profundando na obra e mais na vida de autores como Avilés de Taramancos, Maside, Xaime Quessada, Luís Seoane, Rafael Dieste ou Xesús Corredoira », precisan desde a Academia.

[Foto: RAG – fonte: http://www.nosdiario.gal]

A família do escritor chileno Luis Sepúlveda, que morreu em 2020, decidiu doar grande parte do espólio e acervo bibliográfico do autor ao município da Póvoa de Varzim, que vai criar um espaço específico para o homenagear.

O escritor chileno Luis Sepúlveda morreu a 16 de abril de 2020, aos 70 anos, vítima da covid-19.

O espólio de Luís Sepúlveda é constituído por cerca de 3.700 livros e muitos objetos pessoais do escritor, que serão integrados na Casa Manuel Lopes, onde será replicado, ao detalhe, o escritório do autor, acessível a todos os interessados em conhecer a obra do chileno.

“Estamos a fazer a recuperação da casa Manuel Lopes, antigo bibliotecário da cidade, e vamos dedicar um dos pisos à memória do Luis Sepúlveda. Será também um centro de pesquisa para todos os que possam estar interessados em explorar a obra dele o possam visitar e estudar”, revelou o presidente da Câmara da Póvoa de Varzim, Aires Pereira, na cerimónia de abertura em pleno do Correntes d’Escritas, que muitas vezes contou com a presença do autor de “História de uma Gaivota e do Gato que a Ensinou a Voar”.

O autarca disse que as obras de adaptação “já estão em curso”, e que “ainda este ano devem estar concluídas” para que o espólio do autor possa ser trabalho e catalogado.

“É o reconhecimento do amor que o Luis Sepúlveda tinha pela Póvoa de Varzim. Partiu em circunstâncias trágicas na altura da pandemia, mas sempre disse que queria ficar ligado à Povoa de Varzim. É com enorme prazer que recebemos as suas memórias”, acrescentou Aires Pereira.

O espaço terá a curadoria do fotógrafo Daniel Mordzinski, amigo de longa data de Sepúlveda, e segundo a viúva do autor chileno, Carmen Yáñez, a Póvoa de Varzim é o “local ideal” para acolher para fazer perdurar a memória do escritor.

“Na Póvoa, o Luis encontrou um lugar literário, onde todos os mundos formavam apenas um. Nada mais lógico e justo que dar casa à sua memória nesta cidade, aberta à liberdade”, disse Cármen Yáñez, durante a cerimónia de abertura do festival literário Correntes d’Escritas, que se realiza na localidade nortenha.

 

[Foto: Leonardo Cendamo – fonte: http://www.expresso.pt]

O cineasta espanhol, nascido em Huesca, morreu esta sexta-feira, em Madrid, aos 91 anos. Em Portugal, o realizador e argumentista será também recordado pelo filme “Fados”, estreado em 2007, que reflete a visão de Saura sobre o género musical e que contou com participações de Mariza, Camané, Carlos do Carmo e Carminho, entre outros.

O realizador e argumentista espanhol Carlos Saura morreu esta sexta-feira em Madrid, aos 91 anos, vítima de insuficiência respiratória. A notícia foi avançada pelo jornal espanhol “El País” e chega na véspera do cineasta receber o Prémio Goya de Honra.

De acordo com Fernando Méndez-Leite, presidente da academia espanhola, a morte de Saura vai alterar a natureza da homenagem, mas não a eliminará – nem adiará a gala. A homenagem será feita de forma póstuma, pela « sua extensa e muito particular contribuição criativa para a história do cinema espanhol desde o final dos anos cinquenta até a atualidade ».

Nome maior do cinema espanhol, Saura foi responsável por algumas das maiores produções do cinema espanhol, como “Cría cuervos” (de 1976), “Bodas de Sangue” (de 1981) e “Carmen” (de 1983) – à época apontado ao Óscar de Melhor Filme Internacional.

Em Portugal, o realizador e argumentista será também recordado pelo filme “Fados”, estreado em 2007. O trabalho documental, que reflete a visão de Saura sobre o género musical, contou com participações de Mariza, Camané, Carlos do Carmo e Carminho, entre outros. Vencedor do Prémio Goya para Melhor Cancão Original – ‘Fado da saudade’, interpretado por Carlos do Carmo, estava ainda nomeado na categoria de Melhor Documentário.

[Foto: Xavi Torrent – fonte: http://www.expresso.pt]

 

Disparu à l’âge de 81 ans, le chanteur et musicien californien est le premier à partir du super-groupe Crosby, Stills, Nash & Young. Et laisse une empreinte indélébile sur le folk-rock américain.

Écrit par Francis Dordor

Imaginons un instant que l’une des figures du mont Rushmore, ce gigantesque bas-relief sculpté à même la roche réunissant quatre présidents des États-Unis (Lincoln, Washington, Roosevelt et Jefferson), vienne soudain à s’effondrer. C’est à peu près, à l’échelle de l’histoire récente de la musique américaine, ce que symbolise aujourd’hui la disparition de David Crosby à l’âge très vénérable de 81 ans, après une vie d’artiste bien remplie l’ayant conduit au sommet, mais aussi au fond du trou, au sens pénitentiaire du terme.

Fer de lance du folk-rock avec les Byrds, membre de Crosby, Stills, Nash & Young, peut être le seul quatuor à mériter, par la notoriété du moins, le tag “Beatles américains”, il traversa le demi-siècle écoulé avec un appétit d’ogre pour ce qui relève des plaisirs comme des aléas inhérents à la Sainte-Trinité “sex, drugs and rock’n’roll”. Et bien qu’il n’ait jamais été un compositeur de l’envergure d’un Neil Young ni même un musicien aussi doué techniquement qu’un Stephen Stills, sa contribution à l’histoire musicale universelle n’en reste pas moins inestimable.

Ces dix dernières années l’avaient même vu redevenir étonnamment prolixe et inspiré avec la parution de cinq albums consécutifs, fruit d’une association avec James Raymond, un fils longtemps négligé, confié à l’adoption dès la naissance à une époque où Crosby se sentait incapable d’assumer la contrainte d’une paternité. Loin d’en nourrir le moindre ressentiment, ce fils allait offrir en guise d’absolution à ce père jadis si ingrat de forts beaux écrins prêts à recueillir une veine créative revivifiée sur le tard, avec un sens mélodique toujours alerte et une voix, compte tenu des excès infligés, miraculeusement préservée. Dans Croz, premier de la série paru en 2014, Crosby signait un touchant autoportrait à la Rembrandt, sans rien cacher de son vieillissement, sans éluder le vertige propre à toute méditation sur notre commune condition de mortel, sans sous-estimer non plus la valeur qu’ajoutait celle-ci au temps qu’il lui restait à vivre. Lui qui fut longtemps le parangon du rocker impénitent, au comportement excessif voire irresponsable, aura ainsi coulé ces derniers jours sur terre, baigné dans une quiétude quasi inespérée. Celle que par leurs conduites vertueuses se garantissent généralement les âmes les plus sages.

Rebel without a cause

Or, de sagesse il n’est guère question dans le parcours rocambolesque, frénétique, de David Van Cortlandt Crosby, né à Los Angeles le 14 août 1941. Après le divorce de ses parents, l’absence d’un père devenu une pointure dans l’industrie du cinéma – c’est lui qui assure notamment la photographie de films signés F.W. Murnau (Tabou), Fred Zinnemann (Tant qu’il y aura des hommes, Le train sifflera trois fois) ou Roger Corman – l’amertume d’une mère abandonnée, le jeune David devient au fil des ans à peu près incontrôlable. Fugues en série, vols de voitures, cambriolages, grossesses infligées à des petites amies prestement larguées, rien ne manque au “casier” de ce “rebelle sans cause”, pour citer son modèle d’alors, James Dean.

Irrécupérable donc, sauf lorsque lui prend l’envie de chanter. On dit alors de la voix de ce diable qu’elle est celle d’un ange. Ce qui suffirait à résumer toute une ligne de vie en gestation. Ses premières apparitions publiques avec un ensemble scolaire, les Cuttin’ Capers, lui gagnent les faveurs d’une partie du lycée. Quand une autre persiste à lui vouer mépris, voire haine, en raison de cheveux trop longs, de mises négligées, d’un manque de goût pour le sport, et d’une tendance un rien embarrassante à imiter la moue des voyous qu’on voit dans les films. Après avoir brièvement caressé le projet d’une carrière d’acteur, pris quelques cours à UCLA, il se lance dans un long périple en mode bohème à travers les États-Unis, avec pour seul viatique sa guitare sur laquelle il égrène les chansons de Woody Guthrie, maître ès protest songs, apprises par cœur. On le retrouve au début des années 1960 à New York, écumant les clubs de Greenwich Village, le Gaslight Café, le Bitter End, le Dugout, le Café Wha?, il y croise les figures tutélaires du renouveau folk, Dave Van Ronk, Tom Paxton, Doc Watson. Il assiste surtout aux débuts d’un jeune happy traveler comme lui, Bob Dylan, dont il se prend la poésie en pleine poire. À défaut d’en goûter la voix nasillarde. Véritable game changer, comme on dit aujourd’hui, Dylan va profondément affecter la façon dont Crosby conçoit son rôle d’interprète. À un degré qu’il ne peut encore soupçonner.

Après New York, direction Miami, les premiers joints, les premières capsules de Dexedrine. Il se produit dans les coffee-houses de Floride en duo avec Terry Callier, aujourd’hui légende quelque peu effacée des mémoires d’une folk-soul dont il est pourtant l’inventeur. Le trip se poursuit à Chicago. Crosby y croise Muddy Waters, Buddy Guy, Willie Dixon et autres légendes du blues. Assiste à un concert du quartet de John Coltrane qui, comme pour Dylan, mais d’une toute autre façon, lui retourne la tête. À San Francisco, il se lie d’amitié avec Dino Valenti, futur chanteur de Quicksilver Messenger Service, auteur de Get Together, bientôt l’hymne de toute une génération pas encore étiquetée “hippie” ni même “psychédélique”.

Le son de Laurel Canyon

C’est ainsi que de retour à Los Angeles il vient d’effectuer un parcours initiatique complet, géographique, musical, existentiel. En 1964, le “strip”, diminutif donné à la partie ouest de Sunset Boulevard à Hollywood, devient l’épicentre d’une scène musicale accaparée par une faune de mutants culturels qui empruntent idéaux et codes vestimentaires aux beatniks et se soumettent aux sonorités chavirantes de la British Invasion, The Beatles et The Rolling Stones en tête. Crosby emménage à Laurel Canyon, spot “cool” par excellence, et épicentre de ce renouveau, que fréquentent déjà Roger McGuinn et Gene Clark. Bientôt rejoint par Chris Hillman et Michael Clarke, le quintet se fait d’abord appeler The Jet Set. Puis The Byrds, en évitant le doublon avec les Birds anglais (où sévit le futur Faces et le Rolling Stone Ron Wood). Même lesté d’un “y” le décollage est fulgurant, grâce en partie aux bons offices de leur manager, Jim Dickson, qui négocie avec Albert Grossman, ci-devant imprésario de Dylan, l’autorisation de puiser à volonté dans le répertoire de son poulain.

Leur premier album, paru chez Columbia en juin 1965, ne compte pas moins de quatre covers de Dylan dont un Mr. Tambourine Man qui largue aussitôt l’original et se hisse tout en haut des classements de ventes. Un an plus tard les Byrds est le groupe américain le plus diffusé sur les ondes du pays. Si la voix splendide et les compositions élégiaques de Gene Clark, ainsi que la carillonnante Rickenbacker 12 –cordes de Roger McGuinn –, définissent bien l’identité folk-rock des Byrds, l’apport de Crosby se fait en revanche sentir au travers de structures héritées du jazz de Coltrane et de la musique modale indienne de Ravi Shankar. Une empreinte qui va s’exercer sur les compositions les plus aventureuses du groupe tels Eight Miles High ou Everybody’s Been Burned.

En 1967, au lendemain du festival Monterey Pop, Crosby quitte pourtant les Byrds. Les versions divergent sur l’origine du clash. Le refus d’inclure Triad, chanson où Crosby, en bon sex addict, fait ouvertement l’apologie du triolisme, sur l’album The Notorious Byrd Brothers, ou les propos complotistes qu’il tient en public à Monterey au sujet de l’assassinat de Kennedy ? Qu’importe. Crosby, en couple avec Joni Mitchell (très libéré le couple, rassurez-vous), dont il s’apprête à produire le premier album, prépare déjà la suite avec Stephen Stills du Buffalo Springfield et un Anglais en exil, ex-membre de The Hollies, Graham Nash. Soit un ménage à trois (et bientôt à quatre) et un sacré coup fumant.

Le plus grand groupe du monde

L’avènement de Crosby, Stills & Nash dans le paysage de la pop mondiale peut se lire comme la mise en jeu d’une martingale parfaite : l’addition de talents suffisamment mûris pour devenir complémentaires et engendrer des millions de dollars dès le premier tour de table. Ou alors être comparé à une épiphanie : trois rois mages apportant en offrande à toute une génération, celle qui déserte les campus, les bureaux, les casernes, un album censé la consoler du désastre en devenir, alors que la guerre du Vietnam atteint son paroxysme, que les ghettos s’enflamment et que le rêve américain n’a jamais été autant remis en cause par les enfants de ceux qui l’ont construit.

Avec ses titres phares, Long Time Gone, Guinnevere et Wooden Ships, écrits ou coécrits par Crosby, le disque fait date par sa qualité quasi évangélique. Et propulse le trio à des hauteurs christiques jamais atteintes. Quelques mois plus tard Neil Young, sollicité par son pote Stills pour suppléer aux limites de Crosby en tant que second guitariste, va faire du brelan un carré d’as, remportant aussi sec la mise avec Déjà Vu (10 millions d’exemplaires vendus). D’autres hymnes s’ajoutent alors à la liturgie comme Woodstock, écrit par Joni Mitchell, d’après un lieu-dit situé près de la côte est où une infime, bien que considérable, partie de ladite génération a convergé au cours de l’été 1969 pour écrire l’une des pages les plus extravagantes de l’histoire. Le festival au demi-million de spectateurs va ainsi consacrer Crosby, Stills, Nash & Young, et probablement certifier aussi le début de la fin d’une entente cordiale entre quatre égos devenus monstrueux à force de tout, richesses, sexe mais surtout dope.

Addictions solitaires

Après un premier album au titre un peu décourageant, If I Could Only Remember My Name (1971), où alternent le sublime et l’erratique, après quelques collaborations et de fructueuses tournées en duo avec Graham Nash, ou avec les autres compères, Crosby va peu à peu sombrer dans une dépendance dont beaucoup se demande encore aujourd’hui comment il a pu en sortir vivant, du moins aussi longtemps. La cocaïne, l’héroïne, l’alcool mais surtout le free base – ancêtre haut de gamme du crack – vont devenir pendant plus de dix ans sa seule raison d’être. Pour satisfaire son addiction, il va tout perdre, ses propriétés, son bateau, ses voitures. Il va même vendre ses guitares. Il va se faire dealer. Il va aussi entraîner sa femme, Jan, dans la spirale infernale qu’il a initiée. Ce que certains de ses proches, Graham Nash en tête, ne lui pardonneront jamais.

En 1985, il connaît une première arrestation consécutive à l’emplafonnage d’un rail de sécurité sur une highway alors qu’il s’est endormi au volant. Relâché sous caution, il sera à nouveau arrêté trois ans plus tard au Texas en possession de cocaïne, d’héroïne et d’une arme non déclarée. Au pénitencier de Huntsville, il purge une peine de prison de neuf mois et suit un sevrage sans assistance. Il y amorce aussi sa réhabilitation en dirigeant un groupe de rock composé d’autres détenus. De ce chemin, improbable entre firmament et puits sans fond, il tirera Long Time Gone, autobiographie sans concession. En 1994, Crosby avait dû subir une greffe du foie intégralement payée par son ami Phil Collins. Depuis il vivait sous traitement pour différentes affections, dont une hépatite C et deux types de diabète.  Si le rêve éveillé de Woodstock qui vire au cauchemar devait se résumer en une seule et unique trajectoire, c’est bien celle de David Crosby qu’il faut suivre. Celle d’un musicien devenu un phare pour des millions de gens qui peu à peu va s’éteindre pour ne plus faire clignoter qu’un lugubre S.O.S., comme ceux que lancent les rafiots en perdition. Assez logiquement l’un de ses derniers albums, en 2016, s’intitulait Lighthouse, Le Phare, comme si quelque chose était bel et bien resté allumé en lui jusqu’à la fin.

 

[Source : http://www.lesinrocks.com]

El sacerdote jesuita catalán llegó a Bolivia con 17 años. En abril de 2016 fue condecorado con el Cóndor de los Andes. Este viernes 20 de enero falleció a los 88 años.

El jesuita Xavier Albó, falleció a los 88 años.

Escrito por ROBERTO MEDINA

Xavir Albó Corrons llegó a Cochabamba el 9 de junio el 1952, con 17 años recién cumplidos, y de inmediato se enamoró de las “dos Bolivias”, una urbana y la otra rural, aunque luego se inclinaría por la indígena.

Ese conocimiento de las “dos Bolivias”, parafraseándolo, le hizo “volver a nacer para siempre”.

“Las transformaciones como la reforma agraria, la nacionalización de las minas y el voto universal me hicieron nacer otra vez en Bolivia, porque era distinto a lo que pasaba en España”, señaló durante una entrevista con el periodista José Luis Exeni.

Entonces, en abril, ocurrió en Bolivia un movimiento revolucionario y Albó pudo ver cómo los obreros y campesinos recorrían el país con sus fusiles al hombro.

De acuerdo con la activista Gloria Ardaya, quien convivió con él y otros jesuitas en la comunidad de Los Piadosos, fue en ese instante en que Albó “se enamoró de ese pueblo rebelde y levantisco”.

El sacerdote jesuita, más conocido como el “P’ajla” (calvo) nació en Garriga (Cataluña, España) el 4 de noviembre de 1934, pero, como había dicho en varias ocasiones, “era catalán de nacimiento y boliviano por decisión”.

Misionero

Albó llegó a Bolivia con el padre José Gramunt, y poco después otros jesuitas que dejaron su legado en la historia de Bolivia, como Luis Espinal, Josep Barnadas, José Prats, Pedro Negre y Luis Alegre, entre otros.

Eligió la región cochabambina de Cliza para instalarse y uno de sus principales propósitos fue aprender quechua, un idioma “imprescindible” para su misión evangelizadora.

El mundo indígena lo encandiló, por ello, junto con otros dos jesuitas, Luis Alegre y Francisco Javier Santiago, fundó el Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (CIPCA).

“Xavier es un trabajador compulsivo. Vive para trabajar al servicio de indígenas y campesinos”, recordaba Ardaya, de acuerdo a un testimonio recogido en 2019.

Albó se mudó a la ciudad de La Paz, a una residencia de los jesuitas y un hecho marcaría su vida para siempre.

Política

A pesar de que no participaba de la política, como lo hacía Espinal, se considera que inició su protagonismo político en la huelga de hambre de 1978 junto a “Lucho”, y se inmiscuyó más con el asesinato del jesuita, el 21 de marzo de 1980.

“La huelga de las mujeres fue una experiencia que marcó de la manera más bella mi vida, porque, como decía Lucho, cuando uno ya ha ofrecido hasta su vida, puede hablar de las cosas”, rememoraba Albó.

Aquella huelga fue iniciada por mujeres mineras, encabezadas a la cabeza de Domitila Chungara, contra el dictador Hugo Banzer Suárez. La protesta aceleró la caída de quien después fue elegido en urnas.

Ese episodio provocó un gran dolor a Albó, por ello se fue a Qurpa, cerca de Tiwanaku, y, posteriormente, a Jesús de Machaca.

Como decía, la mitad de su corazón se quedó en Jesús de Machaca y la otra, en Cliza.

El Cristo de Espinal

Entre el 8 y 10 de julio de 2015, el papa Francisco visitó Bolivia y Albó recordó esa llegada como una de las experiencias más gratificantes en su vida, sobre todo por el regalo que le hizo llegar.

Durante la visita del Sumo Pontífice a Palacio de Gobierno, el presidente Evo Morales le obsequió el “Cristo de Espinal”.

“Esta imagen es de Jesús con la hoz y el martillo, y yo hice esa réplica que el presidente le entregó al papa”, recordó años después.

Asamblea Constituyente

La Asamblea Constituyente empezó el 6 de agosto de 2006 en Sucre y tenía como propósito redactar una nueva Constitución.

Aprobó la nueva Constitución Política del Estado el 10 de diciembre de 2007. El proyecto pasó a consideración de referéndum y fue aprobado. El 7 de febrero de 2009 entró en vigencia, con la firma de Morales.

Albó participó de manera activa del proceso constituyente, es así que se fue a vivir a Sucre.

“Fue una asamblea de campesinos y obreros, no de puro constituyentes, y cada uno defendía ‘su cosa’”, rememoró en la entrevista con Exeni.

Democracia

Siempre estuvo del lado de los sectores más oprimidos y humildes, es por ello que defendió las causas justas sin temor a ponerse de lado de una u otra persona, siempre y cuando, en su visión, sea lo “políticamente correcto” con la participación “de todos”.

“La peor de las democracias es mejor que la mejor de las dictaduras”, parafraseó a Espinal.

El curioso incorregible

El 8 de diciembre de 2017 fue presentado el libro autobiográfico de Albó titulado ‘Un curioso incorregible’, elaborado junto con Carmen Beatriz Ruiz.

El material bibliográfico comprende anécdotas, incidentes y eventos de la vida del sacerdote, investigador y antropólogo.

En palabras de Fernando Galindo, del PROEIB Andes, y Gabriela Canedo, del Centro Cuarto Intermedio, en aquella ocasión, esa memoria ayudaba a comprender y entender la pasión de Albó por Bolivia.

La contribución de Albó en la investigación de los pueblos indígenas posibilitó una mayor comprensión de Bolivia con una mirada desde el campo. Y el hombre se adentró tanto en la temática, que a veces hablaba en quechua o aymara a sus interlocutores

De acuerdo con Canedo, Albó “fue parte de la historia de nuestro país y vivió paso a paso la construcción de este país donde los indígenas tienen ahora mayor protagonismo”.

Cóndor de los Andes

En abril de 2016, Albó fue condecorado con el Cóndor de los Andes, la máxima distinción que confiere el Estado boliviano.

Fue ese su aporte a la historia de los pueblos y las lenguas (también quechua y guaraní) lo que le permitieron recibir el máximo reconocimiento.

En aquella ocasión pidió ampliar la trilogía andina de valores del pueblo boliviano. A los principios ama suwa (no seas ladrón), ama llulla (no seas mentiroso) y ama qhilla (no seas flojo), añadió: ama llunk’u (no seas servil o adulón) y ama ch’inya (no te calles).

A pesar de tener muchas coincidencias con el entonces presidente Evo Morales, durante ese acto le observó su intención de insistir con la reelección, en claro desconocimiento del resultado del referendo constitucional del 21 de febrero de ese año.

Sin pelos en la lengua, como era forma de ser, le dijo que debería reconocer que perdió en el referendo y le planteó “descansar” para luego volver.

A pesar de ello, dejó en claro que seguiría siendo “librepensante”, comprometido con el “proceso de cambio”.

Columnista

Otra de las facetas a destacar de Albó es la palabra escrita.

Durante una década escribió más de 200 artículos y el periódico La Razón tuvo el privilegio de contar con su colaboración en columnas de opinión.

“¿Y ahora qué?”, “Francisco y el crucifijo de Luis Espinal”, “21F: ¿empate catastrófico?”, “Desastres, cuencas y el MAS” y “Dos finados de fin de año”; son los títulos de algunos de las columnas escritas por Albó para este medio de comunicación.

Muerte

Este viernes 20 de enero, a los 88 años, el “P’ajla” dejó este mundo terrenal, pero su legado en territorio boliviano pervivirá para siempre.

La Compañía de Jesús en Bolivia confirmó el fallecimiento del sacerdote jesuita, debido a un accidente cerebrovascular (ACV) hemorrágico.

“La Compañía de Jesús en Bolivia desea comunicar que el P. Xavier Albó, se ha partido a la casa del Dios Padre/Madre y recibe de él abrazo amoroso”, señala el comunicado difundido en la página de Facebook Jesuitas Bolivia.

A los pocos minutos de su deceso, las redes sociales se vieron inundadas de mensajes de tristeza y condolencia por la irreparable pérdida.

“Fue el claro ejemplo de que la revolución y la religión pueden ir de la mano. Nuestro sentido pésame a su familia y seres queridos”, escribió el presidente Luis Arce en su cuenta de Twitter.

 

[Fuente: http://www.la-razon.com]

El sacerdote catalán ha fallecido después de llevar varios días ingresado en un centro médico en Bolivia, país al que emigró cuando solo tenía 17 años

El sacerdote jesuita Xavier Albó, en una imagen de archivo.  (JESUITAS DE BOLIVIA / EP)

El sacerdote jesuita español Xavier Albó Corrons ha fallecido este viernes a los 88 años después de llevar varios días ingresado en un centro médico en la ciudad de Cochabamba, en el centro de Bolivia, con un cuadro de salud delicado.

« La Compañía de Jesús en Bolivia desea comunicar que Xavier Albó, sí ha partido a la casa del Dios y recibe de él un abrazo amoroso. Damos gracias por la vida compartida con nuestro compañero », ha informado la organización eclesiástica a través de un comunicado en la red social Facebook.

El pasado domingo los jesuitas informaron de que Albó tuvo que ser hospitalizado ya que su estado de salud era « muy delicado », por lo que recibiría atención médica especializada y el cuidado de la comunidad jesuita.

Albó, nacido en el municipio barcelonés de La Garriga, fue trasladado el martes a la residencia Nuestra Señora de la Esperanza, donde ha pasado sus últimos días, según ha recogido la Agencia Boliviana de Información (ABI).

Fotografía de archivo fechada el 5 de abril de 2016, del jesuita Xavier Albó durante una ceremonia donde fue condecorado por Evo Morales con el Cóndor de los Andes en La Paz. Autor: Martín Alipaz / EFE

Durante el velatorio, el sacerdote Antonio Menacho recordó varios momentos que compartió con Albó, como la llegada de ambos a Bolivia en 1952, así como los votos y la ordenación presbiteral que también compartieron, aunque desarrollaron « un apostolado muy distinto ».

Menacho destacó el carácter alegre de Albó, pues aseguró que « nunca » lo vio « triste o pesimista », además destacó su fructífero legado académico como antropólogo y lingüista, pues conoció como nadie « todas las etnias » de Bolivia. Hace unos siete años, Albó « tuvo varios derrames cerebrales », por lo que tuvo que someterse a varias operaciones en la cabeza y aun así « ha podido vivir alegremente », remarcó Menacho.

Varias personalidades bolivianas han lamentado el deceso de Albó, como el presidente del país, Luis Arce, que en Twitter destacó que su vida « fue el claro ejemplo de que la revolución y la religión pueden ir de la mano ».

Por su parte, el exmandatario Evo Morales se refirió a Albó como un « religioso e intelectual comprometido con la lucha por la dignidad » de los pueblos indígenas y resaltó que su pensamiento « sirvió de base para la construcción del Estado Plurinacional » en Bolivia.

« Su compromiso de vida, su fe y su inestimable aporte intelectual para comprender mejor a la sociedad, en busca de justicia, igualdad e inclusión, nos dejan un legado imperecedero », expresó el también expresidente Carlos Mesa.

Estudio de las lenguas y las poblaciones indígenas

Albó nació en La Garriga (Barcelona, España) en 1934, fue jesuita, lingüista, investigador y antropólogo, en 1952 llegó a Bolivia y dedicó gran parte de su vida al estudio de las lenguas y las poblaciones indígenas.

También se recuerda a Albó por participar en la huelga de hambre junto al también jesuita español Luis Espinal y la dirigente minera Domitila Chungara que forzó la salida de la Presidencia de Bolivia del dictador Hugo Bánzer Suárez (1971-1978).

Tiene varios libros publicados y ganó distinciones como la condecoración como Doctor Honoris Causa de la Universidad Mayor de San Andrés de La Paz y recibió la orden de Cóndor de Los Andes en el grado de Caballero en 2016, la máxima condecoración otorgada en el país.

 

[Fuente: http://www.lavanguardia.com]]

Deixa una gran obra escrita sobre els quítxues i els aimares, i un gran compromís social

Escrit per Lluís Bou
El jesuïta català Xavier Albó, defensor dels pobles indígenes de Bolívia i antropòleg, ha mort aquest divendres a la ciutat de Cochabamba, on l’estaven tractant d’un accident cerebrovascular que va patir fa uns dies. Tenia 88 anys. La Companyia de Jesús ha recordat que Albó es definia com a sociolingüista i que era un dels màxims experts en la cultura i la llengua dels pobles indígenes de Bolívia.

Albó va néixer a la Garriga (Vallès Oriental) el 1934, i era germà de l’escriptora i exalcaldessa de la localitat, Núria Albó. Als 16 anys va ingressar als jesuïtes. I un any després, l’any 1952, es va traslladar a Bolívia, on va quedar corprès per la idiosincràsia del país i es va comprometre amb els pobles indígenes, que són majoritaris en àmplies àrees. Es va preocupar i especialitzar en la llengua i la cultura dels pobles andins, sobretot dels quítxues i dels aimares, i va defensar aquestes comunitats, motiu que li va suposar problemes i li va despertar la consciència social. Enfrontat amb la dictadura, va promoure projectes per desenvolupar les comunitats indígenes rurals, com ara el Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (CIPCA), que va ser fundat el 1971 i que va dirigir fins al 1976.

Va defensar la idea d’una Bolívia plurinacional amb autonomia per als indígenes. En un article, Albó va apostar el 2017 per “la capacitat de poder ser alhora un Estat unitari i també plurinacional. El punt de partida és que el concepte de nació té una història molt més antiga que el d’Estat, dins d’un ampli marge de maniobra de tots dos en la seva concepció”. La influència catalana era evident. El 1995 va ser designat coordinador llatinoamericà de jesuïtes en àrees indígenes.

Va publicar nombrosos llibres de temàtica andina, sobre la qual era un especialista: El futuro de los idiomas oprimidos (1974), Achacachi: medio siglo de lucha campesina (1979), Khitipxtansa ¿quiénes somos? Identidad localista, étnica y clasista en los aymaras de hoy (1979), Lengua y sociedad en Bolivia 1976 (1980), La cara india y campesina de nuestra historia, amb Josep Maria Barnadas (1984), Raíces de América: El mundo aymara, com a compilador (1988), Comunidades andinas desde dentro (1994), o La integración surandina: cinco siglos después (1996).

Segons l’escriptor Juan Carlos Salazar, l’interès per les llengües andines menystingudes prové de la persecució històrica a la llengua catalana que va viure en pròpia pell. Indica que la seva afició per les llengües originàries li venia de l’experiència infantil, quan la seva mare el va ensenyar a llegir i escriure en català a casa en ple franquisme, perquè l’idioma estava prohibit en l’ús públic. “Aquesta pressió contra la meva llengua originària em va marcar molt des de petit”, va rememorar en una ocasió, descriu Salazar.

 

 

[Foto: Companyia de Jesús – font: http://www.elnacional.cat]

Les fameux chapeaux de tweed, les lunettes rondes et la petite moustache de Marcel Zanini ont disparu ce 18 janvier, avec leur propriétaire, décédé à l’âge de 99 ans. Connu du grand public pour le fameux Tu veux ou tu veux pas, il n’en était pas moins un jazzman de renommée internationale.

Marcel Zanini

Écrit par Pauline Bordone

Né à Istanbul en 1923, il quitte son pays à sept ans et part s’installer avec sa famille à Marseille. Depuis toujours attiré par la musique, il étudie pour la première fois la clarinette en 1942. En 1946, devenu musicien de profession, il intègre l’orchestre de Léo Missir et parcourt, avec lui, les villes de La Ciotat l’été, et celles de l’Alpe d’Huez et de Megève l’hiver.

Quatre ans plus tard, il fonde son propre orchestre, et part pour les États-Unis. Parallèlement à son activité de correspondant pour le magazine Jazz Hot, il côtoie de nombreuses pointures du jazz américain, comme John Coltrane, Charlie Parker, Art Tatum et Louis Armstrong. En 1958, il retourne à Marseille et forme une autre compagnie, qui l’accompagnera pendant plus de dix ans. Durant cette période, il rencontre Henri Salvador avec lequel il se produit régulièrement, et s’initie à la chanson. En 1969, il s’installe à Paris.

1969 et c’est le succès qui lui tombe dessus avec son tube Tu veux ou tu veux pas, chanson phare de l’album du même nom. Ce quatrième opus le consacre en tant qu’enfant terrible du jazz à la française avec des chansons empreintes de swing, Kelbokuta et Un Scotch, un bourbon, une bière.

Tu veux ou tu veux pas, adaptation d’un titre brésilien Nem Vem Que não Tem, que Léo Missir, alors directeur artistique chez Barclay, lui avait proposée au début de l’année, va tout de suite se placer à la troisième place du Hit Parade et lui apporte la gloire en moins d’une semaine. Ce succès soudain est une surprise, car la reconnaissance d’un si large public pour un musicien de jazz est particulièrement rare. Il multiplie alors les passages à la radio, mais aussi à la télévision. Dès lors, sa silhouette reconnaissable entre mille est découverte et adoptée par des milliers de personnes.

Malgré cette nouvelle renommée, Marcel Zanini continue sa carrière de jazzman fantaisiste et atypique, et sort de nombreux disques, comme Peu de chosesRive Gauche et Saint-Germain des Prés.

Il ne cesse ensuite d’alterner les tournées sur la scène internationale et les représentations dans de petites salles et clubs de jazz parisiens, comme le Caveau de la Huchette et le Petit Journal, ainsi que dans de nombreux festivals, dans lesquels son fils, l’écrivain Marc-Édouard Nabe, l’accompagne parfois à la guitare.

La frétillante clarinette de Marcel Zanini s’est donc arrêtée de jouer, après plusieurs décennies de carrière. C’était « le bon temps », comme il le disait lui-même, mais il restera à jamais un musicien atypique du jazz français. L’originalité et la personnalité décalée de l’artiste laisseront un souvenir enchanté.

 

[Photo : Trago / Getty – source : http://www.rfi.fr]

El artista canadiense Alan Glass, quien eligió a México como su lugar de residencia desde 1963, reconocido como el último surrealista, falleció este lunes a los 90 años, informó la Secretaría de Cultura federal (SC).

Alan Glass fue reconocido por sus cajas-objeto, las cuales, a partir de elementos cotidianos son consideradas composiciones de gran belleza artística.

Fue en nuestro país donde desarrolló una fructífera trayectoria que le mereció importantes reconocimientos, entre ellos la Medalla Bellas Artes 2017.

La SC y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura señalaron que preparaban en colaboración con Glass, para 2024, una gran exposición retrospectiva en el Museo Nacional de Arte (Munal).

Recintos como el del Palacio de Bellas Artes, el de Arte Moderno, el Tamayo Arte Contemporáneo y el de Arte Contemporáneo de Oaxaca exhibieron su obra, mientras que las piezas de Glass se encuentran en numerosas colecciones internacionales, como la del Museo de Arte Moderno de París, Francia, el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México, el Museo de Montreal de Bellas Artes en Canadá y el Museo Metropolitano de Nueva York, Estados Unidos, entre otros. Su obra también fue expuesta en países como España y Alemania.

Alan Glass fue reconocido por sus cajas-objeto, las cuales, a partir de elementos cotidianos, como botones, guantes, mechones de cabello, muñecos, conchas de mar o pedazos de tela, entre otros ­ —muchos de ellos encontrados al azar en sus recorridos por mercados de pulgas de diferentes países—, son consideradas composiciones de gran belleza artística, en las cuales aparecen personajes como la reina Isabel I, el rey Luis II de Bavaria, así como el mar, el cielo o el universo; un reflejo de su mundo maravilloso.

[Foto: twitter.com/SistemaCreacion – fuente: http://www.jornada.com.mx]

Décédé à l’âge de 78 ans des suites d’une méningite bactérienne, le guitariste britannique a redéfini les contours de la pratique du rock. Du psychédélisme au hard rock, retour sur une vie faite de révolutions et de rendez-vous manqués.

Écrit par Francis Dordor

Quelques semaines après la disparition de l’ex-mitrailleur épileptique de Dr. Feelgood, Wilko Johnson, c’est à un autre guitar hero qu’il nous faut rendre hommage aujourd’hui, Jeff Beck, qui vient de succomber à une méningite à l’âge de 78 ans. À ne surtout pas confondre avec Beck (Hansen), tant il est vrai que le farfadet pop de Californie s’est malencontreusement arrogé la primauté du patronyme, notamment auprès d’un public pour qui les années 1960 sont synonymes de préhistoire et les virtuoses de la gratte électrique des entités dignes d’être remisées dans les grottes de Lascaux.

C’est là l’une des nombreuses incohérences d’un destin, ou peut être la conséquence d’un caractère réputé retors, qui fait que celui que ses pairs considèrent comme le plus doué de leur génération puisse au bout du compte ne baigner que dans une lumière rendue indécise par l’éclat de la renommée accaparée par d’autres. C’est ainsi qu’à l’issue de n’importe quel sondage réalisé en micro-trottoir, dans la hiérarchie des guitaristes ayant contribué à écrire la grande légende du rock anglais, Jeff Beck se retrouvera forcément derrière les Keith Richards, Pete Townshend, Eric Clapton, Jimmy Page et autres Ritchie Blackmore. Alors que question talent, audace et inventivité, il leur met sa race à tous et à tous les coups. Haut la pogne !

Le rock sans les paillettes

À l’époque préhistorique (les années 1960 et 1970), quand les murs de la chambre d’un ado lambda – c’est-à-dire ayant échappé à l’austérité d’un dortoir de pensionnat catholique – étaient forcément recouverts de posters, la photo de tous les musiciens précités avait l’honneur d’être punaisée entre celles de filles à poil arrachées au cahier central de Lui ou de Playboy. Mais rarement Jeff Beck. Pourtant, avec son profil en silex, son heaume de cheveux raides, ses crucifix en pendentif et son goût pour le cuir, il cochait tous les critères du bon look rock. Seulement voilà, pendant longtemps, le rock n’a guère eu à voir avec la musique. Or Jeff Beck, c’est un peu comme Thelonious Monk en jazz, Glenn Gould en classique ou Maurice Merleau-Ponty en philo, c’est du sérieux, de l’incorruptible. Qui inspire le respect, pas forcément l’adulation. Sinon dans le cercle élitiste de ceux qui font exactement la même chose : de la musique.

Pour Jeff, tout a commencé à Wallington, dans le Surrey, où il naît le 24 juin 1944. Pas forcément sous les meilleurs auspices d’ailleurs. À 8 ans, sa mère le soumet à deux heures de piano quotidiennes. Puis renonce quand son fils, plutôt que de faire ses gammes sur La Lettre à Élise, préfère arracher les touches noires de l’instrument qu’il juge “encombrantes”. D’autres tentatives, au violoncelle, au violon, suivront, aussi peu concluantes. Puis au milieu des antédiluviennes années 1950, un son venu d’outre-Atlantique s’entête à mettre en surchauffe les circuits des postes à galène qui trônent dans le salon des intérieurs britanniques.

L’oreille de Jeff est particulièrement alertée par celui que produit un certain Cliff Gallup, le guitariste des Blue Caps, le groupe du bad boy Gene Vincent, dans Be-Bop-A-Lula. Une sorte de stridulation chargée de désir et gorgée d’innocence, qui ne se contente pas de le traverser de part en part mais lui dessine carrément une ligne de vie. D’autres démiurges tisonnent les braises de ce premier émoi : Hank Marvin des Shadows et James Burton (guitariste de Ricky Nelson) notamment. Quand on lui offre sa première vraie guitare, Jeff s’est déjà forgé une solide technique avec celle fabriquée artisanalement dans sa chambre qu’il amplifie en la branchant sur la radio familiale. C’est un point essentiel : Beck appartient à la race des bricoleurs de génie (il le prouvera en s’adonnant à son autre passion, les bolides de course, qu’il monte et démonte dans son garage).

Cet attrait pour l’innovation, plus encore pour l’inouï, va se focaliser sur le son, inspiré par les trouvailles technologiques du guitariste Les Paul qui, avant de donner son nom à l’un des instruments parmi les plus célèbres au monde, en aura considérablement élargi les possibilités de résonance. De sorte que Les Paul est un peu à Jeff Beck et Jimi Hendrix ce que Youri Gagarine est à Neil Armstrong et Buzz Aldrin de la mission lunaire Apollo 11 : un pionnier dans une conquête spatiale dont la fusée est cette guitare élue reine d’un sabbat où sera entraînée toute une génération. De facto, la diablesse sera bientôt soumise aux fantaisies pyrotechniques de quelques sorciers qui, aidés d’effets spéciaux (pédales, compresseurs, vibratos, phasers, harmoniseurs…), vont en exploser les limites au point d’en faire, plus qu’un simple instrument, un symbole, un puissant phare sonore illuminant toute la musique de la fin du XXe siècle, élevant ses meilleurs serviteurs au rang de ce que l’on appellera des guitar heroes.

Hara-kiri

Ce rôle quasi prométhéen, Jeff Beck va l’assumer à fond, musicalement du moins. D’abord avec un premier groupe, The Tridents. Mais surtout avec les Yardbirds qu’il rejoint en 1965, après le départ de Clapton pour les Bluesbreakers de John Mayall. Avec les Yardbirds, il contribue à éventrer la boîte de Pandore des sixties. Heart Full of Soul, Shapes of Things, Over Under Sideways Down, Happening Ten Years Time Ago, la liste est longue des tubes dus en grande partie à son jeu incandescent. Tout y est : des premiers ébats du psychédélisme aux ruades inaugurales du heavy metal, des langueurs d’un blues urbain déconstruit au baroque sophistiqué de la pop. Ce Beck-là, sauvage, pyromane, futuriste, démiurgique, sera immortalisé dans une scène d’anthologie du Blow-Up d’Antonioni, où le groupe interprète Stroll On avant que le guitariste ne pète les plombs. Un accès d’autodestruction qui préfigure le sabordage de la tournée américaine qui va suivre, pourtant annonciatrice d’un colossal succès.

Deux versions coexistent pour expliquer le hara-kiri. 1 : il aurait rejoint sa girlfriend et par conséquent viandé un concert. 2 : il s’est cassé au beau milieu du Kansas parce que la clim de sa chambre d’hôtel est tombée en panne. Troisième hypothèse, vérifiable aussi sec : Beck a beau être un incendiaire, une véritable torche vivante, son goût pour les feux de la rampe n’en demeure pas moins limité. Ainsi, après les Yardbirds et quelques tentatives en solo (Hi Ho Silver Lining, seule exception où il prend le chant à son compte), il fonde un nouveau groupe fait de pièces rapportées : un certain Rod Stewart au chant, un certain Ron Wood à la rythmique, un certain Nicky Hopkins aux claviers. Bref, un supergroup qui s’ignore mais enregistre quand même deux fabuleux albums, Beck-Ola et Truth. Qui cartonnent. Surtout aux États-Unis. Au point d’intéresser en 1969 les organisateurs d’un festival prévu dans les environs de New York. Et là, Beck dit non. Il a plus envie, veut changer d’air, de musique, de musiciens. Ce à quoi il vient de poser les fondements avec le Jeff Beck Group – le hard rock –, il en a déjà soupé. Manque de bol, ou de jugeotte, le festival en question s’appelle Woodstock, réunit un demi-million de baba cools extatiques dans la boue et rend immortels des musiciens bien moins passionnants (Alvin Lee de Ten Years After).

Rendez-vous manqués

Après les mauvaises décisions viendra la malchance. Son grave accident à bord de l’un de ses bolides. Surtout, son rendez-vous manqué avec le succès. Début des années 1970, il joue les utilités en studios. Cela l’amène à enregistrer avec Stevie Wonder, qui en échange de ses services lui promet l’exclusivité d’une chanson. Ce sera Superstition, que Beck met en boîte avec un nouveau trio, Beck, Bogert & Appice. C’est alors que Wonder se ravise et décide de l’inclure sur son nouvel opus Talking Book. Le titre devient un tube planétaire et la version de Beck passe aux oubliettes. Bad luck.

Consciencieusement, stoïquement, obstinément, il poursuivra son œuvre, s’orientant tantôt vers le jazz avec Blow by Blow (produit par George Martin en 1975) ou revenant aux racines du rock’n’roll sur Crazy Legs (1993), où il rend hommage à son idole de jeunesse Cliff Gallup. Jeff aura aussi été l’invité VIP des albums de prestigieux congénères, comme sur She’s The Boss de Mick Jagger (qui voulait l’engager dans les Stones suite au départ de Mick Taylor avant de choisir Ron Wood, bad luck again), d’Ozzy Osbourne ou de Roger Waters. L’année dernière, il avait sorti un ultime témoignage de l’incroyable finesse de sa technique, de l’inépuisable sensibilité d’un jeu sans pareil, un album 18 enregistré avec son pote et fan le plus fervent : Johnny Depp. Beck disait à propos de sa musique : “Je joue la musique de l’orgasme.” Il nous aura bien fait jouir.

 

[Source : http://www.lesinrocks.com]

Tenía 97 años. A través de su labor como falsificador de documentos, salvó miles de vidas durante la Segunda Guerra Mundial. También prestó sus servicios en distintas luchas contra el fascismo

Adolfo Kaminsky posa frente a una cámara Lorillon en su casa parisina. Foto: Joël SAGET / AFP

El fotógrafo francés de origen judío-argentino Adolfo Kaminsky, héroe de la Resistencia francesa y de los movimientos anticoloniales después de la Segunda Guerra Mundial, murió hoy a los 97 años, confirmó a la agencia de noticias AFP su hija Sara, quien relató la vida de su padre en el libro Adolfo Kaminsky, vida de un falsificador.

Kaminsky fue un fotógrafo talentoso que se convirtió en un falsificador eximio de documentos de identidad que le entregaba a los miembros de la Resistencia francesa y a los judíos perseguidos por el nazismo, antes de comprometerse en otras causas después de la guerra”, señaló la Fundación para la Memoria de la Shoah.

Nacido en 1925 en Buenos Aires como hijo de inmigrantes ruso-judíos, emigró con su familia a Francia cuando tenía siete años, en 1932, y mucho antes de consagrarse como fotógrafo quería convertirse en pintor, pero a los 17 años se comprometió con la Resistencia francesa en París, tras escapar junto a su familia, ayudado por el consulado argentino, del campo de Drancy, eje de la política de deportación antisemita en Francia, el principal lugar de internamiento antes de la deportación hacia los campos de exterminio nazis, en su mayor parte hacia Auschwitz.

El adolescente ofreció sus conocimientos de química y fotograbado para fabricar documentos apócrifos en un laboratorio clandestino y así comenzó una carrera de tres décadas, poniendo en riesgo su vida, bajo la fachada de un fotógrafo ordinario en su taller parisino, con la que salvó a miles de personas del nazismo.

Adolfo Kaminsky y su hija Sarah (Amit Israeli)

Adolfo Kaminsky y su hija Sarah. Foto: Amit Israeli

“Tuve la suerte de salvar vidas humanas. Trabajé día y noche, con microscopio. Perdí un ojo, pero no me arrepiento de nada”, dijo en 2012 a AFP Kaminsky, quien trabajó para los servicios secretos franceses hasta la capitulación de la Alemania nazi ayudando a los judíos que se evadían de los campos de la muerte a emigrar a Palestina.

Luego se desempeñó como falsificador político para las luchas anticoloniales y antifascistas y de esa manera ayudó al Frente de Liberación Nacional durante la guerra de Argelia, a los antifranquistas de España, a los anti-Salazar de Portugal y a quienes luchaban contra los coroneles en Grecia.

Trabajó también para los participantes de la Primavera de Praga, los desertores estadounidenses de la guerra de Vietnam y hasta con Daniel Cohn-Bendit, famoso líder estudiantil de mayo de 1968 en Francia. En 1971 concluyeron sus actividades como falsificador. Su obra, cuyo humanismo recuerda al fotógrafo francés Doisneau, fue expuesta en el Museo de arte e Historia del Judaísmo en 2019.

 

[Fuente: http://www.infobae.com]

Simic morreu numa residência na cidade Dover, em New Hampshire, após complicações de demência, de acordo com o jornal “The New York Times”

Charles Simic

O poeta e escritor norte-americano de origem sérvia Charles Simic morreu aos 84 anos, informou esta terça-feira o Museu dos Escritores Americanos de Chicago. Simic morreu numa residência na cidade Dover, em New Hampshire, após complicações de demência, de acordo com o jornal “The New York Times”.

O poeta venceu o Prémio Pulitzer em 1990 com o livro « The World Doesn’t End » (O mundo não acaba, em tradução simples). Também foi laureado entre 2007 e 2008 nos Estados Unidos, bem como Prémio Griffin de poesia em 2005 e Prémio Wallace Stevens em 2007.

Nascido em Belgrado em 1938, emigrou para os Estados Unidos aos 16 anos, após uma infância e adolescência marcadas pelo conflito jugoslavo.

O seu pai, exilado político, havia fugido para Itália e detido antes de emigrar para os Estados Unidos, além da sua mãe e irmão terem sido presos pelas autoridades comunistas da antiga Jugoslávia. As memórias da guerra, do exílio e da vida de emigrante marcaram toda a obra de Simic.

 

[Foto: Dino Ignani/Getty Images – fonte: http://www.expresso.pt]

 

El llegendari guitarrista britànic Jeff Beck ha mort aquest dimarts als 78 anys

El músic britànic Jeff Beck, considerat un dels més grans guitarristes de la història del rock, ha mort aquest dimarts als 78 anys, segons ha informat avui, dimecres, la seva família. Guanyador del premi Grammy en múltiples ocasions, Beck era membre del Saló de la Fama del Rock per partida doble, per la seva carrera en solitari i com a membre del grup Yardbirds. « Compartim amb gran i profunda tristesa la notícia de la mort de Jeff Beck. Després d’haver contret sobtadament meningitis bacteriana, va morir en pau ahir », va assenyalar la seva família en un comunicat en què ha demanat « privacitat » per poder « processar aquesta tremenda pèrdua ».

Un guitarrista innovador

Considerat per les publicacions especialitzades i per altres músics com un dels virtuosos més grans que han tocat la guitarraBeck va destacar com un gran innovador tant amb els Yardbirds, grup en el qual va substituir Eric Clapton el 1965 a suggeriment de Jimmy Page, com el capdavant del Jeff Beck Group. Va ser un dels pioners en fusionar el jazz amb el rock, va experimentar amb distorsions mai abans assajades i va actuar amb infinitat d’intèrprets. Precisament una de les seves últimes actuacions més conegudes va ser quan va aparèixer en escena el maig passat juntament amb l’actor Johnny Depp a Sheffield (Anglaterra) just després que acabés el mediàtic judici per difamació que el va enfrontar a la seva exdona Amber Heard.

Ningú no tocava la guitarra com ell

Beck va néixer el 1944 a Wallington, al sud de Londres, i des de petit va desenvolupar les seves habilitats musicals, primer dins d’un cor de l’església i després ja com a guitarrista. Com a membre dels Yardbirds va participar en l’època daurada del grup, encara que només durant 20 mesos, abans de provar en solitari amb el seu primer disc, Truth, el 1968. En els 70 es va internar en la fusió entre jazz i rock, en col·laboració amb John McLaughlin, encara que en la següent dècada va reduir la seva activitat en gran manera, per tornar en els 90 gràcies a col·laboracions amb Jon Bon Jovi Kate Bush. En els últims anys la seva producció discogràfica va ser molt limitada, però la seva figura de guru de la guitarra va fer que molts artistes joves, com Joss Stone, ho busquessin per als seus projectes. Les primeres reaccions a la seva mort no van tardar a arribar, com la de Gene Simmons, membre de Kiss, que va recordar que « ningú no va tocar la guitarra com Jeff ».

 

[Font: http://www.elnacional.cat]

Falante da variedade mañega desde o berce, Frades realizou un importante labor de recompilación de vocabulario, toponimia, costumes e cantigas populares, á vez que promoveu o coñecemento da existencia das falas dos concellos cacereños de Valverde do Fresno, As Ellas e San Martiño de Trebello.

Domingo Frade

Real Academia Galega (RAG) anunciou esta terza feira o pasamento de Domingo Frades Gaspar (San Martiño de Trebello, 18 de outubro de 1936 – Badaxoz, 10 de xaneiro de 2023), membro correspondente da institución desde o ano 2004 e destacado valedor do galego de Estremadura.

Falante da variedade mañega desde o berce, realizou un importante labor de recompilación de vocabulario, toponimia, costumes e cantigas populares, á vez que promoveu o coñecemento da existencia das falas dos concellos cacereños de Valverde do Fresno, As Ellas e San Martiño de Trebello.

Colaborou ademais na constitución de diversas asociacións culturais, entre elas a Asociación Fala i Cultura do Val do Río Ellas, da cal foi o primeiro presidente.

Axente de Extensión Agraria do Ministerio de Agricultura de profesión, compaxinou este labor coa escrita de diversas obras sobre a cultura e a lingua da serra de Gata, entre elas as monografías Vamus a falal. Notas pâ coñecel y platical en nosa fala (1992 e 2000) e Callejeiru Mañegu  e a tradución de Novu Testamentu en Fala (2015).

Organizou tamén, entre outros encontros, o Congresu da Fala en Valverde e o Seminario Internacional de Linguas Minoritarias da UE celebrado na mesma localidade.

Domingo Frades Gaspar tamén cultivou a poesía. Só uns días antes do seu pasamento chegara ás súas mans a súa Obra Poética Mañega, a recompilación dos poemas que foi creando e publicando entre 1971 e 2004.

 O volume será presentado postumamente o vindeiro 20 de xaneiro en Badaxoz e os días 21 e 22 en San Martiño de Trebello e Valverde.

« Unha ponla do galego medieval »

« Domingo Frades Gaspar representaba na RAG o galego de Cáceres, unha ponla do galego medieval da que agromou un grupo dialectal formado polo valverdeiro, o largarteiro e o mañego », anunciaron desde a Academia ao tempo que lamentaron o seu pasamento.

Henrique Costas lembra seu amigo

O catedrático da Universidade de Vigo, (UVigo), Henrique Costas escribiu un texto en lembranza de Domingo Frades, grande amigo seu.

No texto, Costas manifesta que « desde 1991, cando atravesei a angarela da súa casa, sempre me recibiu cos brazos abertos, un enorme sorriso, a súa enorme simpatía e sabedoría ».

« Quédanos a inmensa sorte de terte tratado ao longo destes anos, de ter aprendido tantas cousas, de ter rido tantísimo en tantos lugares. Que a terra che sexa leve coma unha folla das túas viñas. Xa nos veremos, amigo », conclúe Costas.

 

[Fonte: http://www.nosdiario.gal]

El hombre de 95 años era una de las últimas personas que hablaban de forma fluida el xjuanji, también conocido como ixcateco, aunque también fue promotor y narrador

Pedro Salazar Gutiérrez era uno de los últimos 10 hablantes de ixcateco o xuanji (Twitter/@Gunaa_huini)

La población de Santa María Ixcatlán, uno de los 570 municipios que conforman al estado de Oaxaca, despidió a un personaje con amplio reconocimiento en la comunidad. Pedro Salazar Gutiérrez, uno de los últimos 10 hablantes de la lengua xjuanji o ixcatecomurió a los 85 años de edad, según dieron a conocer las personas y especialistas que compartieron con él su faceta como narrador y promotor del idioma originario de su región.

Fue el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI), por medio de sus redes sociales, el organismo que confirmó su lamentable fallecimiento la tarde del 6 de enero de 2023. No obstante la Biblioteca de Investigación Juan de Córdoba – FAHHO – dio a conocer el suceso un par de días antes, durante la noche del 4 de enero.

“La BIJC lamenta profundamente el fallecimiento de Pedro Salazar Gutiérrez de Santa María Ixcatlán. Don Pedro, nacido el 18 de mayo de 1927, fue uno de los últimos hablantes fluidos de la lengua ixcateca, reconocido por su dominio y conocimiento de ese idioma. Que descanse en paz”, escribió en su cuenta verificada de Twitter la @BibliotecaJdeC.

Pedro Salazar fue depositario de una expresión cultural que identificó a un pueblo entero. Si bien no es el municipio más grande en el estado de Oaxaca, Santa María Ixcatlán sí se caracteriza por poseer un código único. A pesar de la cercanía con otras regiones, donde se hablan otros idiomas, el xuanji o ixcateco pudo desarrollarse sin agruparlos en su vocabulario, motivo por el que goza el rango de lengua.

Además de haber cultivado el oficio y tradición de artesano tejedor de la palma, con el que realizaba objetos como sombreros y tenates o canastas, Salazar Gutiérrez era considerado uno de los mayores conocedores de su lengua. Incluso, su arraigo a ella era tan profundo que se dedicó a su promoción a través de la enseñanza a niñas y niños de preescolar y primaria en su región.

El empeño de don Pedro en mantener viva su lengua con hablantes que la dominaran ha llegado a ser respaldada por los estudiosos del campo. Y es que coinciden en que cada uno de los idiomas y lenguas que se hablan alrededor del mundo representan formas diferentes y particulares de percibirlo, a tal grado que existen conceptos con nula capacidad de permanecer o ser traducidos a otros códigos.

A pesar de los esfuerzos, el xuanji enfrenta retos complejos en la actualidad. Con 461 habitantes al 2020, de acuerdo con el INEGI, Santa María Ixcatlán es uno de los municipios menos poblados de Oaxaca. No obstante, el panorama para la lengua es aún más sombrío, pues aunque sigue estando presente entre las generaciones actuales, solamente una decena de personas la habla en su totalidad.

De acuerdo con el Atlas de los Pueblos Indígenas de México, realizado por el Instituto Nacional de Pueblos Indígenas (INPI), genéticamente, las lenguas más cercanas a la hablada por don Pedro son el mazateco, chocholteco y el popoloca. Además, debido al reducido número de hablantes, desde el año 2010 fue considerada en el rango de alto riesgo de desaparición.

Don Pedro Salazar era tejedor de palma y promotor del xuanji o ixcateco en su región (Twitter/@BibliotecaJdeC)

Don Pedro Salazar era tejedor de palma y promotor del xuanji o ixcateco en su región (Twitter/@BibliotecaJdeC)

Clara Nava Reyes y Monserrat Romero Luna, antropólogas y estudiosas del ixcateco, atribuyen su desuso a las políticas posrevolucionarias que buscaron imponer al castellano como la lengua principal entre los pueblos originarios. Como resultado, las dinámicas cotidianas en el pueblo, así como las actividades desempeñadas por las personas que han migrado se desarrollan por completo en el idioma impuesto.

En una entrevista para Oaxaca Media, Pedro Salazar llegó a declarar que “no hay ninguna lengua parecida en ningún pueblo de Oaxaca”. Sin embargo, con su fallecimiento, el legado del xuanji ahora quedará depositado en Ignacia, Pedro Velasco, Cipriano, Aniceto Álvarez, Patrocinia, Rosalía, Rufina, Juanita y Gregorio, sus contemporáneos.

 

[Fuente: http://www.infobae.com]

En plus de 40 ans de carrière, Vivienne Westwood a su se réinventer et surprendre constamment. Vincent Darré rend hommage à la grande styliste qui s’est éteinte jeudi à Londres, à l’âge de 81 ans.

Vivienne Westwood, lors de l’un de ses défilés.

Écrit par Vincent Darré

En 2022, deux reines ont disparu : Elizabeth II et Vivienne Westwood. La première a défendu la couronne britannique ; la deuxième, l’irrévérence anglaise.

Avec un style choc et des coupes provoc’, ses vêtements transpiraient la rage. Déchirés et traversés d’épingles à nourrice, ils incarnaient la colère d’un pays nécrosé par la récession. De ce désenchantement est né le punk. Ce mouvement contestataire rassemblait les parias de toutes les classes sociales qui hurlaient leur rejet des valeurs établies et trouvaient refuge dans les créations de Vivienne Westwood, anticonformistes et révolutionnaires.

Il y a quelques jours, à Marrakech, je regardais les adolescents ouvrir leurs cadeaux sous le sapin de Noël. Quelle ne fut pas ma surprise de découvrir que leur marque favorite n’était ni Gucci, ni Saint Laurent, ni Chanel, mais bien, Vivienne Westwood. Devant mon étonnement, la créatrice Vanessa Seward, qui se trouvait à mes côtés, me fit part de l’intérêt de la jeune génération pour la marque anglaise. Des mots qui m’ont profondément ému. Vivienne Westwood semblait immortelle.

Peu de temps après, le 29 décembre, nous apprenions sa mort. Sur Instagram, je voyais s’abattre une avalanche d’images représentant ses performances vestimentaires, plus folles les unes que les autres. Son effigie apparaissait sous toutes les formes.

Je me suis alors souvenu de mon premier voyage à Londres avec Christian Louboutin, en 1980. Grâce à lui, j’ai découvert l’underground anglais, de l’artiste Andrew Logan à Zandra Rhodes. Avec Christian, nous allions à Worlds End, la boutique légendaire de Vivienne Westwood, située au 430 Kings Road à Londres, plus connue sous le nom de SEX. J’étais fasciné par le plancher en pente et l’horloge géante de la façade avec ses aiguilles qui tournaient à l’envers.

Je me suis aussi souvenu des défilés de Vivienne Westwood que je courais avec Paquita Paquin pour Les Matins de Paris. Elle écrivait, je dessinais. Je garde en tête la collection « Pirate » et ses silhouettes à la Boy George qui défilaient dans la cour carrée du Louvre. Sur le podium, les modèles fumaient des joints et gesticulaient comme des épouvantails. Le désordre était total. Vivienne Westwood, c’est 40 ans d’un style unique, immédiatement reconnaissable. Avec ses looks victoriens et décadents, elle était la mère spirituelle de John Galliano et d’Alexander McQueen. Une Schiaparelli des temps modernes, dépassant la mode par des messages politiques. Avec Vivienne Westwood, la femme était scandaleuse, libre.

Il est rare qu’un créateur reste si longtemps à la tête d’une maison. À l’époque où la mode est devenue un business gigantesque, tombé dans les mains de grands groupes, Vivienne Westwood avait réussi l’exploit de rester indépendante, à l’instar de Rei Kawakubo, la styliste de Comme des Garçons qui a bouleversé l’allure dans les années 1980, ou l’italienne Miuccia Prada qui, dans les années 1990, a réinventé la mode industrielle. Avant elles, Coco Chanel avait construit son empire dans un milieu dominé par les hommes, marquant, par son style, des générations de femmes.

Dans mon cœur, Vivienne Westwood restera la punk révoltée, excentrique, qui n’a jamais cessé de dénoncer les injustices. La créatrice était une rebelle, oui, mais jamais sans cause. La mode lui permettait de soutenir ses idéaux. Au centre de ses combats : les inégalités sociales et l’écologie. En plus de 40 ans de carrière, elle a su se réinventer et surprendre constamment. Avec elle, ne disparaît pas seulement une icône de la mode, mais aussi un esprit de liberté si rare dans ce temps gangrené par la pensée correcte. GOD SAVE THE QUEEN !

 

[Source : http://www.laregledujeu.org]

 

Des tee-shirts provocants à un style digne de la haute société du XIXe siècle, la créatrice britannique a, pendant plus de quarante ans, incarné la rébellion, l’excentricité, la fantaisie. Elle s’est éteinte le 29 décembre, à 81 ans.

La créatrice britannique Vivienne Westwood salue le public, accompagnée d’une de ses mannequins, à la fin de son défilé prêt-à-porter printemps-été 2010, à Paris, le 2 octobre 2009. | Patrick Kovarik / AFP

Écrit par Antigone Schilling — édité par Natacha Zimmermann

De son premier mari, Derek, Vivienne Isabel Swire a conservé le nom: Westwood. D’abord institutrice, c’est pour la suite de sa carrière qu’on la connaît, puisqu’elle a très vite quitté ce premier métier pour plonger dans une existence de fantaisie et de liberté aux côtés de Malcolm McLaren, son partenaire de vie et de travail.

Ensemble, ils ont évolué dans un univers de rébellion, avec un fort esprit punk. En 1971, ils ont ouvert une boutique au 430 King’s Road. Le lieu, devenu mythique, existe encore aujourd’hui. Sur sa devanture, une horloge dont les aiguilles tournent à l’envers est accrochée, installant une ambiance entre Alice au pays de merveilles et annonce d’une proche fin du monde. Mais jeudi 29 décembre 2022, c’est la fin de la vie de cette incroyable créatrice qui a sonné.

Scandales, provocations

Ce magasin a évolué en même temps que leurs combats et que leurs styles. Lorsqu’il se nommait Let it Rock, on y trouvait un univers de fringues sages, plutôt destinées aux Teddy Boys. Mais très vite, l’univers de Vivienne Westwood et Malcolm McLaren a pris une coloration très personnelle, rompant avec tout ce qui se faisait alors.

En 1972, la boutique change de nom pour devenir Too fast to live, Too young to die. Les idées du couple deviennent manifeste, comme l’illustrent le tee-shirt sur lequel était «brodé» le mot «rock» à partir d’os de poulets et de chaînes, ou encore les tops actant de ce qui était bien ou mal –bien pour Eddie Cochran, mal pour Mick Jagger.

Passionné de musique, Malcom McLaren s’occupe par la suite de ceux qui deviendront les Sex Pistols. La boutique prend alors le nom de «Sex» en 1974 et joue sur la provocation avec des accessoires SM et des vêtements en cuir –notons que Vivienne Westwood avait déjà créé les tenues de cuir rouge des New York Dolls sur fond de drapeau communiste. Mais aussi avec des tee-shirts à connotation sexuelle: la poitrine d’une femmeun basketteur nudeux cow-boys pantalons aux chevilles et sexes bien apparents. Et des boutons parfois en forme de sexes masculins, tout comme les bijoux (de famille). Le scandale n’était jamais loin, à la plus grande délectation des deux larrons.

Sans cérémonie et sans culotte

En 1977, nouveau changement: le magasin se nomme désormais Seditionaries. La rébellion s’affiche, les slogans, à l’instar de «Destroy», pullulent. Le tee-shirt emblématique de cette période est frappé d’un portrait de la reine Elizabeth II par Cecil Beaton, revisité avec l’ajout d’une épingle à nourrice (un des codes punk), un «God save the Queen» un peu parodique et des références aux «human beings». Un motif qui rappelle aussi les Sex Pistols. L’époque était à la liberté.

C’est cette même reine qui lui a remis, en 2002, les insignes d’officier de l’Empire britannique. Si l’événement était sérieux, à sa sortie de Buckingham Palace, Vivienne Westwood n’avait pu s’empêcher de faire virevolter son ample jupe, dévoilant au passage l’absence de culotte sous ses collants. Rebelote en 2006: elle est promue dame commandeur de l’ordre de l’Empire britannique. La remise d’insigne s’est encore déroulée sans culotte, mais avec plus de discrétion.

La boutique devient enfin World’s End en 1980, renommée par une Vivienne Westwood pessimiste, déçue de la récupération du mouvement punk, vidé de son sens pour ne plus être qu’un phénomène de mode. Et en 1983, les deux compagnons se séparent.

Le paradoxe comme signature

Si les débuts de la créatrice étaient hautement fantaisistes et offraient surtout des propositions basiques dans la forme (le tee-shirt), elle a ensuite choisi de vraiment élaborer son style. Sa première vraie collection voit le jour en 1981 et s’intitule «Les Pirates», un thème qui a longtemps innervé son inspiration.

Passionnée par la peinture classique, appréciant particulièrement François Boucher et Jean-Honoré Fragonard, elle redécouvre également les tournures des vêtements du XIXe siècle. La collection «Mini-Crini», en 1985, joue ainsi sur le volume de la crinoline, conjugué à la mini-jupeLe faux-cul lui aussi fait son retour et est très souvent ajouté aux robes.

La collection «Mini-Crini» mélange volume de la crinoline et mini-jupe. | Woehning via Wikimedia Commons

En 1990, elle choisit de s’inspirer directement d’un tableau de François Boucher de la Wallace Collection, La Bergère endormie, qui sera reproduit sur des vêtements ainsi que sur un corset. Présent depuis 1987 dans ses collections, le corset est pourtant un peu paradoxal pour quelqu’un qui prône la liberté et choisit finalement la contrainte, à l’instar des encombrantes crinolines. Mais le paradoxe est aussi une signature Westwood, passée de la révolte punk aux honneurs royaux.

Les putti, ravissants chérubins au teint rose, se posent eux aussi sur les vêtements et signent, en 1992, la montre Swatch vendue dans un orb, ce globe royal surmonté d’une croix et orné d’imitations de pierres précieuses.

La naissance d’une vraie mode

C’est alors la grande période de Vivienne Westwood. Les top-models de l’époque défilent pour elle et Naomi Campbell crée un petit événement en 1993 en tombant sur le podium, en raison de ses difficultés à marcher avec des chaussures aux semelles aussi compensées qu’insensées –les souliers sont aujourd’hui au V&A à Londres.

C’est à cette époque que je partis à Londres interviewer la reine de la mode anglaise. Son bureau était à Conduit Street, où il y avait également une boutique de soldes permanents très attractive. Évidemment en retard, Vivienne Westwood était arrivée les cheveux un peu en bataille et habillée «maison» de pied en cap. Elle avait beaucoup parlé de son intérêt pour les arts, toujours anciens, avec une affection particulière pour la peinture. Elle avait aussi devisé à propos de l’importance de la culture dans le monde. Sa mode en devenait presque accessoire à ses yeux.

Pourtant, elle est devenue de plus en plus construite, de plus en plus élaborée techniquement, avec des coupes extrêmement travaillées. Un choix encore amplifié par l’arrivé d’Andreas Kronthaler –rencontré à Vienne, où Vivienne Westwood enseignait– au studio et dans la vie de la créatrice. Partie plus que prenante de la mode Westwood, il poursuit l’œuvre commencée par son épouse.

Militante jusqu’au bout

Le rôle de Vivienne Westwood a aussi été déterminant dans la sphère de la mode par la liberté qu’elle y a déployée. Pour le créateur de chapeaux Stephen Jones«sans Vivienne, pas de Rei, John, Lee et une centaine d’autres». «Elle a changé ma vie quand nous nous sommes rencontrés en 1976. […] La transgression et une vision personnelle sont comme des messages envoyés au monde. Vous avez été une étonnante lady, inspirante, courageuse et déterminée dans ses convictions», a-t-il posté en hommage sur Instagram.

Les choix de la combattante et rebelle Vivienne Westwood ont évolué au fil du temps. Mais elle n’a eu de cesse de réagir à ce qu’elle n’appréciait pas ou, au contraire, à militer pour faire évoluer des causes. En 1989, en réaction à la politique de Margaret Thatcher, elle avait ainsi posé en la singeant en couverture de Tatler avec pour phrase d’accroche: «This woman was once a punk» («Un jour, cette femme a été punk»). Une photo qui fit scandale, d’autant plus que le vêtement était identique au tailleur Westwood commandé par la Première ministre.

Et si sa mode était rentrée dans le rangs, ses combats, son militantisme, eux, n’ont jamais cessé. Elle a notamment souvent pris la parole en faveur de la protection de Julian Assange, allant jusqu’à s’enfermer dans une cage pour protester.

Mais son dernier grand combat a été pour l’écologie, et pour la lutte contre le réchauffement climatique –même s’il peut paraître un peu ambigu de prôner le non-achat tout en continuant à sortir de nouvelles collections tous les six mois. En 2012, déjà, elle expliquait avec vigueur, à la faveur des des jeux paralympiques de Londres autour du thème «Climate Revolution» et sur un blog alimenté très régulièrement, qu’il ne restait que vingt ans pour changer les choses.

 

[Source : http://www.slate.fr]

Faleceu aos 74 anos por mor dunha insuficiencia respiratoria, tras ter contraído o covid

Linda de Suza

A cantante Linda de Suza, de orixe portuguesa e moi popular en Francia durante os anos oitenta, faleceu aos 74 anos por mor dunha insuficiencia respiratoria, tras ter contraído o covid. Segundo confirmou o seu axente, Fabien Lecoeuvre, a artista fora hospitalizada o pasado mércores no municipio de Gisors (situado a uns sesenta quilómetros ao noroeste de París), pero os profesionais sanitarios non puideron evitar o seu falecemento. «Estaba enferma desde hai unhas semanas, uns meses, tiña unha forma de insuficiencia respiratoria e ademais infectouse de covid», detallou Lecoeuvre en declaracións á canle televisiva francés BFM.

Nada en 1948 en Beringel, na rexión do Alentejo, Teolinda Joaquina de Sousa Lança fuxiu do Portugal da ditadura de Salazar a Francia a finais dos anos sesenta. Alí buscou tenazmente facerse un oco no mundo da canción, algo que lograría a partir de finais dos anos setenta con éxitos como o logrado coa canción Lle Portugais.

Outros dos seus títulos máis coñecidos na súa carreira foron Uma moça chorava, Tiroli-tirola, Un enfant peut faire chanter lle monde e Toi mon amour caché.

De Portugal marchouse con só unha «maleta de cartón», experiencia que logo relataría nun libro autobiográfico homónimo (1984) do que vendeu miles de exemplares e que se adaptou mesmo como serie de televisión.

Onte moitos lamentaban a súa perda tanto en Francia como en Portugal. O presidente luso, Marcelo Rebelo de Sousa, lembrouna como «icona de Portugal» e referente «francés da inmigración portuguesa». «Linda de Suza queda na nosa memoria como exemplo de determinación e de fidelidade. Foi unha icona francesa da inmigración portuguesa e, polo tanto, unha icona de Portugal», divulgou a Presidencia da República lusa nun comunicado, onde o xefe de Estado transmitiu os seus «máis sentidas condolencias» ao fillo e netos da cantante.

Rebelo de Sousa lembrou que a artista falecida chegou a Francia en 1970 como parte de «unha das maiores ondas migratorias portuguesas». Alí, «volveuse a portuguesa por excelencia» e obtivo varios discos de ouro e platino, «unha figura emblemática en moitos sentidos», engadiu. «Ao longo dos anos, mantería sempre explícitas as referencias ao seu país de orixe e á súa odisea persoal, simbolizadas na expresión « maleta de cartón »», sinalou Rebelo de Sousa.

[Fonte: http://www.lavozdegalicia.es]

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